Solo

Sólo el frío en silencio,
en lágrimas que arañan el alma;
sólo entonces la soledad queda
donde antes existía un sueño,
donde una mirada agoniza
y la vida se consume como la casualidad.

Solo, como un adiós en el abismo,
como una jubilación forzosa.
Sólo porque aprecio el son de la vitalidad
no firmo un pacto de rendición
con el apóstol San Pedro.

Solo contigo para siempre,
sólo te guardo en mi oxígeno,
sólo moriré por tu alegría,
solo estoy...

Sólo me queda el corazón
que aúlla en un centro de salud,
roto como un cristal de almacén
en mil pastillas de melancolía
estrangulado por la desesperanza.

Solo en la cuerda floja del final
a la espera de una llamada
en el teléfono que nunca regresó.
Solo, después de la plenitud,
de un temporal en rebajas.
Solo contigo para siempre,
sólo te guardo en mi oxígeno,
sólo moriré por tu alegría,
solo estoy...

Solo en la carretera de las promesas
que nunca hemos cumplido,
en un universo sin planetas.
Sólo queda una calma
silenciosamente congelada
en el polo opuesto a ti.

Sólo puede ser masoquismo
que en un segundo como éste
el vacío se deslice por el paraíso
y aún tenga fuerzas amargas
para alternar con el recuerdo.

Solo contigo para siempre,
sólo te guardo en mi oxígeno,
sólo moriré por tu alegría,
solo estoy...

Sólo quizá fuera sentir,
pero jamás justificaría mi egoísmo
por una preciosidad, por ti amor.
Solo en el cielo de la incertidumbre,
en tu beso último que todavía acaricio.

Solo contigo para siempre,
sólo te guardo en mi oxígeno,
sólo moriré por tu alegría,
solo estoy..., te necesito.

Óliver Yuste.