Tu tiempo y mi dolor

Vacío, tan vacío que echo en falta el corazón y el alma.
Tan vacío que tan siquiera siento este mundo.

Hueco, tan hueco en esta ciudad deshumanizada
me muero de soledad con lentitud sin una mirada amiga.

Escaso, tan escaso de latidos por una despedida que nunca quise
y por la que luché siempre en contra.

Soledad, tanta soledad en una cama que agoniza,
donde falta el sueño, donde falta el amor y las ganas de hacerlo.


Pero tú…, tu distancia, tu tiempo y mi dolor.




Sin un mañana en mi vida
ya no hay luces que aguarden en el hogar,
ya no hay abrazos que dar ni recibir.

Sin recuerdos de ayer, sin alegría por sentir retengo a la desolación;
tanta desolación en los ojos, melancolía en mis lágrimas.
Llorar, para volver a llorar hasta que no queden lágrimas.

Sin una canción que compartir, sin una sonrisa,
sin unas palabras sinceras, sin los susurros más tiernos.

Sin sueños que soñar juntos,
por unas esperanzas que se rompieron
como el cristal en millones de pedazos,
que separados no valen nada, ¡nada!

¿Ya no recuerdas?,
¿ya no sabes quiénes éramos en aquella fotografía?
El tiempo te ha congelado el corazón.


Sin una llamada de teléfono que hacer,
sin una conversación que compartir…
Sin un enfado hasta el tiempo se aburre
cual rey soberano recién destronado.

Sin acariciarte con suavidad,
sin sentir tus caricias más sinceras en mi cara, en mi piel,
mi cuerpo se desespera.

Sin el olor de su pelo al amanecer,
de su perfume y del aroma fresco al salir de la ducha.

Sin un cine juntos con un abrazo eterno hasta el final,
sin tu mirada más mimosa
cuando escondías un secreto descubierto.
En el olvido, en la eternidad del olvido he perdido mi esperanza,
te he perdido y me has perdido para un siempre jamás.

Óliver Yuste.


Comentarios