Libre de agosto

Día que quede sobre el silencio,
día que acaba entre la bruma musical.
Ahora el final dejó un dulce sabor
en una senda nómada de plata.

Cómo cantar instantes tan caros,
los que contigo compartí una función,
quedaron fluviales en el recuerdo.
De ti descubrí la realidad a escondidas,
un lenguaje dueño de nadie,
un mar de nubes arrancadas del Edén.

Día que se embriaga de melancolía,
día que se apagan las estrellas fugaces
y el teatro de los sueños me falta
en la frontera de mis sentimientos.

Una vez más juego al escondite
en una rueda vista del cosmos,
espero al tiempo de pasado a futuro.
No importa que me engañes
si no faltas al gran espectáculo,
un tren que partirá hacia la fábula.

Atracción en tus ojos lindos
que me emborrachan con gotas
de una Venus dormida en el tiempo,
que son jueces de mi corazón.
Cuando no me miran yo más lucho
por renacer en la patria de tus deseos.

Día que te marchaste a la eternidad,
día que busqué la libertad.
Rumbo hacia la recompensa de unos labios
que serán fugitivos de otras centellas.

Día que supero el río perpetuo,
día que dejo atrás las tormentas.
La cabeza comienza a susurrar
que su danza terminó un sol de agosto.

Abro los ojos en un invierno yermo
en el que flotan flores en el estanque,
un mundo sereno que huye de la lluvia.
Otra vuelta en el tiovivo del sentir,
una dulce diversión estática en lo irreal.

Llegó un momento en el que pensar
que sólo soy mi propia compañía,
un instante en el que dejar de sumar,
en el que afrontar jamás para siempre,
un adiós en el cristal de mis lágrimas.

Día en el que busco una parte del mundo,
día en el que trato de unir el rompecabezas.
Sin rencores admito mis monstruos,
libre de agosto...


Óliver Yuste.


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