M83 publica el mejor disco electrónico del año

Anthony Gonzalez lanzaba el pasado 18 de octubre su nuevo trabajo discográfico, Hurry up, We’re dreaming, una producción sonora impecable que contiene 22 canciones épicas repletas de exquisita música electrónica y experimental. Un trabajo que va camino de convertirse en el mejor disco de electrónica del año.

Fotografía cedida por Naïve.

El sexto álbum grabado en estudio de M83 cuenta con la co-producción del prestigioso bajista Justin Meldal-Johnsen y la mezcla de Tony Hoffer, además de incluir las aportaciones de Brad  Laner a la guitarra o Zola Jesus como vocalista. El resultado final es un conglomerado de excelentes composiciones de carácter épico que transitan, como si de una montaña rusa se tratara, entre la música pop, la electrónica experimetal, la new wave o el shoegazing. 

Esa textura épica se ve reforzada por la opción del artista francés de grabar un disco doble con 22 canciones, una decisión titánica que responde a la impresión que le causaron en su juventud discos como el White album de The Beatles, el Ummagumma de Pink Floyd o el Mellon collie and the infinite sadness de The Smashing Pumpkins. “Artistas que intentaron hacer algo tan grande como un disco doble resultaron siempre una inspiración para mí. Se trata de muchísimo trabajo, pero siempre he querido lograr algo así algún día, y pensé que estaba en el momento justo de llevarlo a cabo”, confiesa Gonzalez.

Un álbum doble entraña un riesgo implícito que será denostado por algunos y alabado por otros muchos, porque siempre compartirá algunas fases geniales y otras composturas algo triviales. Es también el caso de Hurry up, We’re dreaming, en el que se fusionan introducciones progresivas como “My tears are becoming a sea” o la propia “Intro”, canciones brutales como “Echoes of mine” o “Year one, one UFO”, e interludios minimalistas como “Where the boats go”. Sin olvidar que además habrá intervalos musicales sosegados en los que se de tregua a tanta epopeya, para describir paisajes delicados propios de los sentimientos más íntimos del ser humano.  

Pero observando esta producción en su conjunto se obtiene una minuta demoledora por su concepción espacio-ambiental, en la que habitan perlas rítmicas de incalculable valor para unos tiempos tan perecederos como los que corren hoy en día, para una cultura de usar y tirar tan mal acostumbrada a la falta de compromisos adquiridos con la música. Anthony Gonzalez consigue aquí entablar un diálogo elegante y luminoso con los clásicos de su género, poniéndose a la altura de los artistas con mayúsculas.  
     
Desde su espacial “Intro” hasta el introspectivo “Outro”, que pone un genial broche final a Hurry up, We’re dreaming, el oyente puede divisar ese halo gigantesco que brilla en los mejores discos de Jean Michel Jarre, Moby, Toto, Underworld, o Mike Oldfield. Una esencia que ya adelantaba su primer sencillo “Midnight city”, aquel poderoso ‘hit’ con melodías ochenteras rompe pistas que resume el mejor trabajo discográfico de M83 hasta el momento y el mejor disco de electrónica del año por méritos propios.

Óliver Yuste.


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