'Porque hay cosas que nunca se olvidan', de Lucas Figueroa



Nápoles, 1950. Una historia en la que son protagonistas cuatro niños, un balón y una "vieja mala". La niñez y la venganza son el hilo conductor de Porque hay cosas que nunca se olvidan, el último corto de la "Trilogía de muerte". 

Esta producción audiovisual dirigida en 2008 por Lucas Figueroa cuenta con el Premio Guinness de los Records como el cortometraje más premiado de la historia, por recibir más de 300 galardones en festivales internacionales.










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