A la tercera va la vencida

Seis años han precisado Delorentos para facturar su mejor álbum, para asestar el golpe definitivo en su carrera discográfica con una producción intensa, valiente y emocional que les catapultará al estrellato. La silenciosa madurez alcanzada con Little sparks es tan arrolladora que asombra desde la primera audición, un sonido directo que gana mayor entereza con las sucesivas escuchas hasta convertirse en adictivo.

   
El cuarteto irlandés publicará el próximo 27 de enero su tercer trabajo discográfico grabado durante el pasado año bajo la producción de Rod Kirwan, uno de los productores más reconocidos del Reino Unido que ha trabajado con grandes bandas como U2, Pj Harvey, Editors o Glasvegas. El resultado no puede ser más positivo, si de algo pueden presumir estos chicos es de haber compuesto doce canciones poderosas que atesoran su característico sonido rock alternativo, aunque con una evolución musical decisiva y patente respecto a sus dos anteriores entregas.

Ese salto cualitativo y cuantitativo que se aprecia en Little sparks tiene su máximo exponente en el sencillo que sirve como adelanto, “Did we ever really try?”, una excelente muestra de ese progreso en su carrera, donde la electrónica comienza a penetrar en sus melodías para juguetear con guitarras serenas y cálidas henchidas de calidad innata, junto a la lírica de sus composiciones, que derivan en un viaje de honestidad brutal desde el rock más musculoso hasta los medios tiempos más cuidados y alucinógenos que crean adicción instantánea.

Si bien, todas y cada una de las ‘pequeñas chispas’ que generan Delorentos en esta ocasión suponen una montaña rusa rítmica disfrutable al cien por cien en la que pocos son los temas que podrían quedar descartados. Como ya ocurriera con el Parachutes de la banda británica Coldplay, un álbum con el que compartes ciertas similitudes en cuanto a calidad y musicalidad, este trabajo que en breve estará en boca de muchos tiene todas las papeletas para triunfar por méritos propios desplegando un tempo armonioso colindante al de Editors, Bloc Party o los propios Coldplay en sus primeras instantáneas.




Los de Dublín han vuelto a sus orígenes adolescentes para disfrutar haciendo música sin pretensiones, sin la presión interna o externa que les pudo haber costado un naufragio absoluto con su segundo álbum, You can make sound. Su tercer largo les ha despojado de cualquier proceso destructivo y se han marcado auténticos temazos energéticos como “Give it up now” o “Right to know”, que beben directamente del rock británico más codiciado en estos tiempos fugaces, y en el que amplifican un entusiasmo melódico sin parangón.

Asimismo, han tomado sus compromisos registrando canciones muy sosegadas y suaves como la cristalina “Swimmer”, o “Witness in the dark”, de raíces celtas; que corren el riesgo de quedar eclipsadas por composiciones épicas y progresivas como es el caso de “Little sparks”, “The stream” o “Pace yourself”, que se convierten en huracanes torrenciales. Mientras que “Petardu” encuentra su esencia en los dos primeros discos de Radiohead, con canciones de culto como “Fake plastic trees”.

El efecto llamada de “Care for” se convertirá con toda seguridad en su segundo single por los movimientos promocionales que está mostrando el grupo en Irlanda, ya que “Did we ever really try?” fue publicada el pasado 11 de noviembre en Little sparks ep magazine, un EP de edición limitada para sus incondicionales junto a otros tres temas autoproducidos. Aunque “Right to know” podría cumplir con mejores honores ese papel de segundo sencillo promocional.

Como las crisálidas, Delorentos se transforma de joven banda emergente a grupo asentado y maduro con un sonido propio que va directo al éxito con su mejor trabajo discográfico hasta el momento. Una producción sonora definitiva que marca un antes y un después en su trayectoria que hasta ahora estaba marcada por influencias evidentes con sabor a The Pixies, The Cure, The Clash o Arcade Fire. Sin complejos y con una libertad creativa rabiosa, este cuarteto abandona el casillero de salida para emprender una carrera que les llevará hasta el Olimpo de las grandes bandas.




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