Enséñame un camino extranjero que me rescate del naufragio,
un viaje alucinante que desborde mi respiración tóxica.
Enséñame un nuevo tiempo en el que amanecer,
y aliviar esta maldita herida que nunca cicatriza...
para volver a vivir sin nada que perder,
para no seguir cavando un dulce sepulcro
en el que continuar retozando con la tristeza.
Enséñame, porque perdí la chispa
de aquellas batallas infantiles con el barco pirata.
Muéstrame, porque ya ni la música me apasiona
y fuerzo el momento para sobrevivir…
Textos: Óliver Yuste.
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