Yo estaba ahí cuando todos bailaban
mojaban el dedo, se creían eternos.
Yo estaba en el baño aguantando
la puerta con mi espalda
mientras les besaba la lengua.
Yo estaba ahí en las oficinas de Universal
tragando sermones sobre mi gran potencial.
Yo estaba ahí abrazada a la taza del váter,
yo era incapaz de soltarla y ellos de mirarme.
Yo estaba ahí en urgencias
acariciando el límite,
necesitaba algo infalible.
Yo estaba de rodillas
pidiendo perdón a vuestro Dios
por no saber decirle que no.
Yo
aún ahí, sin saber salir.
Yo
aún ahí, sin saber salir.
Y no logro huir.
Yo estaba ahí cambiándole el nombre a mis amantes
en la lista de contactos.
Yo estaba ahí dejándole las bragas usadas
en el armario,
jodiéndole la vida a un extraño.
Yo estaba en la otra habitación,
escuchaba su respiración,
deseaba que no entrase.
Yo estaba entre las sábanas a esperas del verano,
dejando de ser quién había soñado.
Yo aún ahí, sin saber salir,
y no logro sacarme de allí.
Yo estaba ahí con las llaves en la mano,
acelerando el paso, fingiendo que hablaba con mi hermano.
Yo estaba ahí dejándome hacer
con tal de que acabase de una vez.
Yo estaba ahí confesándome por haberme tocado,
creyendo que ese era el puto pecado.
Yo estaba ahí metiéndome los dedos hasta el fondo,
queriendo vomitar las penas, la vida, el odio.
Yo
aún ahí y sin saber salir.
Yo
aún ahí, sin saber salir
y no logro, no sé cómo sacarme de allí.
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